Pedagogía Escuela Primaria

A continuación se presentan aspectos significativos y trascendentes de la Pedagogía Waldorf.

Se considera al ser humano de manera integral, es decir, una unidad físico-anímico-espiritual. La parte física da sostén y alberga la individualidad única e irrepetible conformada por lo anímico-espiritual.

Si bien el medio influye en la vida humana existe una voluntad y una fuerza interior que puede superar las influencias del entorno y dar respuesta de forma personal y única en el ámbito social. Cada ser lleva consigo un abanico de capacidades y talentos que podrá desarrollar a lo largo de toda su vida.

Para desarrollar una visión profunda de la vida humana se la puede observar dividida en períodos de siete años llamados septenios. Cada uno de estos septenios presenta características propias, intereses, preguntas y necesidades concretas.

La acción pedagógica, teniendo en cuenta este desarrollo, apunta a ofrecer en cada etapa lo necesario para que el aprendizaje sea fructífero y significativo.

La educación así entendida trasciende la mera transmisión de conocimientos y se convierte en alimento para el saludable desarrollo del niño, y cuida que todo el quehacer tienda a la formación de su voluntad (hacer), al cultivo de su sensibilidad y desarrollo de su intelecto.

Segundo septenio, de los 7 a los 14 años

En esta edad tiene lugar una transición, siendo el cambio físico más importante, la pérdida de los «dientes de leche». Es la manifestación externa y tangible de madurez interna, y de liberación de “fuerzas” que podrán ponerse a disposición del aprendizaje en un sentido más formal.

La imaginación se desarrolla y es de vital importancia para lograr que el aprendizaje se transforme en una experiencia personal íntima, viva y plena de sentido. Se deben involucrar los sentimientos del niño para que él pueda identificarse con el tema a abordar. Es la vida anímica del niño la que precisa del mayor alimento.

El corazón y el alma han de verse activados,  una lección atractiva que cautive el alma es tan importante para la educación de la voluntad como para la formación intelectual. A través de una enseñanza creativa y artística se preparan  fuerzas anímicas en las que el niño pueda madurar. La imagen creativa está en medio del contenido y colma de significado el ánimo del niño.

Los niños comienzan, con ayuda del maestro, a transitar su camino hacia el mundo y necesitan por un lado experimentar la esencia de la naturaleza, el  lenguaje, los números y las artes; y por otro desarrollar numerosas habilidades prácticas y sociales. Deben cultivar respeto y reverencia hacia toda forma de vida y en especial hacia las personas que lo rodean.

El maestro propondrá actividades que promuevan estados de reflexión y de acción, logrando un equilibrio entre el mundo interior y exterior, entre dar y recibir. La respiración es un arquetipo de este equilibrio, es un ritmo: inhalar, transformar y exhalar.

Conforme avanzan en los grados va adquiriendo la voluntad y entusiasmo suficientes para anhelar ser hacedores del mundo,  porque trabajar el mundo, mediante experiencias directas, lleva a comprenderlo. Si a esto le sumamos la ética, los llevará a trabajar por el bien del mundo.

Enseñanza por épocas

Las materias se ven por épocas, es decir, durante tres o cuatro semanas se dedica toda la atención a Lengua, después 3 o 4 semanas a Matemática, y así con todas las asignaturas de acuerdo a cada grado. Abordar las áreas de este modo permite a los niños entusiasmarse, digerir y profundizar los temas, mientras tanto las otras áreas  quedan en un periodo de olvido, que es parte fundamental para el recuerdo, ya que cuando se retoma nuevamente, no se ha olvidado, sino que se ha asentado y está presente con otra fuerza.

Ritmo en el aprendizaje

El ser humano es un ser rítmico por naturaleza, con ritmos individuales (cardíaco, respiratorio, sueño/vigilia, etc.). La naturaleza también tiene el suyo día/noche, estaciones del año, etc.

Físicamente, el sistema rítmico llega, en el segundo septenio, a encontrar su equilibrio alrededor de los 9 años, es aquí donde se logra una relación entre el ritmo cardíaco y el ritmo respiratorio de 4 a 1, relación que se mantendrá desde ahora para el resto de la vida.

El ritmo también está presente en la organización del año escolar y las épocas para que haya una saludable respiración intercalando experiencias de concentración y relajación, trabajo mental y trabajo práctico, movimiento y reposo, escucha y participación, contemplación y acción. En cada clase las actividades son planteadas para lograr un equilibrio entre el pensar, el sentir y la voluntad.

Estos ritmos son flexibles y el maestro los adecúa a las necesidades de los niños, así las clases se transforman en experiencias vivas plenas de sentido.

La clase principal

La unidad lectiva de las dos primeras horas matinales es cuidadosamente iniciada con una parte físico-rítmica-social, la  cual, en los cursos de la primera etapa ocupa un mayor lapso de tiempo, hasta 20 minutos. Sirve para despertar a los niños, los une como comunidad y les entona para la clase propiamente dicha. Así, se comienza cantando, tocando la flauta y recitando. Los ejercicios rítmicos, en los primeros cursos, se marcan con palmadas y golpes de pie; se cultiva el caudal lingüístico del niño mediante diversos ejercicios de dicción.

Se realiza un repaso del día anterior recordando lo acontecido reconstruyendo, de esta concentración y contemplación retrospectiva, surge orgánicamente la continuidad de las exposiciones del maestro. Así  se profundizará lo ya visto e incorporarán nuevas imágenes y contenidos para luego pasar a la acción pasando a plasmar la vivencia en el cuaderno.

La clase termina con narraciones que varían según el curso, y que marcan el carácter de todo un año escolar: cuentos de hadas, fábulas y leyendas en segundo, relatos bíblicos en tercero, para seguir en años sucesivos con mitología germánica y celta, mitos y epopeyas de los griegos, teniendo así en cuenta el cambio de conciencia del niño, quien repite en su vida de aprendizaje el camino evolutivo de la humanidad.

A continuación de la hora principal llegan las materias especiales que acompañarán al niño en las últimas horas de la jornada.

Música: La experiencia musical acompaña al niño a través de su vida escolar y tiene importancia vital para su desarrollo. La educación por medio de la música comienza con canciones y juegos cantados donde el niño mismo es el instrumento. En los años de Jardín de Infantes, primero y segundo año los alumnos  experimentan la melodía utilizando la escala pentatónica y canciones del antiguo folclore de los pueblos mediante el canto y liras (en Jardín) agregando la flauta pentatónica en los primeros grados.

En tercer grado comienza a utilizarse la flauta diatónica y aprenden paulatinamente escritura musical. Tocar un instrumento es todo un camino. Primero surge el gran entusiasmo en el alma del niño, luego la ardua tarea para los padres de conseguir el instrumento y un buen maestro de música. Y allí empieza a forjarse la relación en la cual hay que lograr que el entusiasmo inicial no se pierda, que el niño continúe motivado y se encuentre con su instrumento tanto en la práctica diaria como al tocar junto a otros.

Educación Física: Su misión es la de acompañar desde el movimiento y los ejercicios plenos de sentido la armonización del pensar, el sentir y la voluntad. Su meta más elevada es formar en los niños un ideal de hombre superior en el cual el cuerpo físico se perciba dentro de los límites que pueden ser trascendidos por el crecimiento espiritual.

Artes Plásticas Y Artesanías: Nuestro tiempo se caracteriza por dos tendencias: una derivada hacia lo intelectual y otra hacia lo emocional. A través de la actividad artística se persigue favorecer el desarrollo espiritual y fortalecer la voluntad, ejercitándola a través del modelado, dibujo, pintura, labores, tallado, siempre reconociendo las características y necesidades del niño en cada etapa evolutiva.

Dibujo de formas: Esta actividad comienza en el primer año escolar, y continúa en las clases superiores de modo más refinado.

Todas las forma que observamos y, más aún, las que ejecutamos mediante movimientos, actúan en nuestro cuerpo vital. Uno de los objetivos es vivificar y fortalecer dicho cuerpo, fuente de vitalidad física, y también el pensamiento vivo y dinámico.

Pintura: “El color es el alma de la naturaleza y del cosmos todo y nosotros formamos parte de esta alma cuando vivenciamos el color” Rudolf Steiner

Una de las formas en que el mundo se revela a nuestra  percepción es a través de los colores. Cada uno de ellos apela a un estado del alma diferente dentro de nosotros y al abrirnos a su percepción podemos acceder a la cualidad esencial de cada una de las cosas que nos rodea. Todo niño sano siente gran alegría por los colores, desde pequeño el color actúa en él sobre sus procesos de crecimiento y de vida.

Regularmente, una vez por semana, el trabajo de pintura acompaña a nuestros niños desde el jardín de infantes. La pintura está íntimamente ligada al trabajo pedagógico del maestro de clase y puede darle a éste una visión más profunda de las necesidades  y del desarrollo de cada niño.

Los tres primeros años se trabaja con acuarelas sobre la hoja mojada, los niños reciben su potecito con el color con que se va a pintar dentro de él puede hundir su pincel ancho, para cubrir luego una amplia superficie con ese color, un saludable sentimiento se apodera entonces del niño, ya que el color, en su real elemento, dentro de lo acuoso, se revela de un modo más bello. Dentro del agua el color pierde su  peso y su dureza y se acerca más a su verdadera esencia.

En estos  primeros tres años el niño se abre a la vivencia del amplio mundo de los colores y va descubriendo cómo cada uno quiere expresar, algo diferente. Aprende a distinguir la fuerza y la dignidad del rojo, la suavidad y benevolencia del azul y a sentir la alegría que irradia del amarillo. Los colores deberán aclararse u oscurecerse, encontrarse y dialogar o superponerse y mezclarse de forma que aparezcan nuevos colores.

Cuando el niño ha aprendido a conocer los colores de esta manera, en su esencia propia, los hallará nuevamente en la naturaleza y los observará allí con ojos en los cuales brilla el sentido artístico.

Labores: Los niños que siendo pequeños aprenden a hacer cosas prácticas a mano y  de manera artística, para ellos mismos u otros, no serán forasteros ante la vida o ante sus semejantes cuando sean mayores. Así podrán dar forma a sus vidas y a sus relaciones de manera artística y social, con lo cual se enriquecerán.

Los movimientos de nuestros dedos son en alto grado maestros de la elasticidad de nuestro pensar. Aquél que posee manos hábiles podrá ser un pensador de “hilar fino”. Por este motivo, tanto las niñas como los varones aprenden a tejer, bordar, coser y hacer diversas manualidades. Estos trabajos ayudan al niño a desarrollar un sentido de lo bello, buscando armonizar los colores relacionándolos con la función que va a tener el objeto que se está confeccionando.

Los niños toman contacto con la lana en su estado original, la limpian despojándola de pastos, pinches y demás “tesoros” que se esconden entre los vellones. En una segunda instancia lavarán la lana y así vivirán todo el proceso hasta llegar al teñido e hilado.

En el jardín de infantes ya se acercaron a la experiencia del tejido comenzando por un pompón, siguiendo por el tejido de dedos  y culminando en el telar. En primer grado ya estarán preparados para comenzar el tejido a dos agujas. Cuando han conquistado la técnica y la disposición del color y la forma y han terminado un objeto o animalito comienzan con la técnica del crochet, que requiere más atención  y concentración (puede acompañar al cálculo matemático).

Las labores se complejizarán año a año desarrollando en los niños nuevas destrezas y habilidades.

Teatro: Es la oportunidad para poner en juego todas las capacidades artísticas de los niños. No solamente desde la actuación sino también desde la escenografía, la música y el vestuario.     

Durante los primeros años con  rondas rítmicas en las que desde la palabra hablada, el canto, el gesto y el color, se trata de que los niños se vayan adueñando de todas sus posibilidades expresivas. Así se interpretarán fábulas, vida de personajes históricos, de los santos, mitología de los pueblos antiguos, etc. la escenografía, el vestuario, la música y el canto contribuirán a educar en forma práctica hacia lo bello.

Euritmia: La euritmia es un arte de movimiento creado. Etimológicamente significa: ritmo bello y armonioso. Desde la fundación de la primera escuela Waldorf, la euritmia forma parte del currículo escolar, acompañando el desarrollo de los alumnos, desde el Jardín  hasta la secundaria.

Mediante la práctica de la euritmia, los niños se adentran en las leyes que hacen viva la poesía y la música, por ejemplo: el ritmo, el compás y la altura de tonos en la música; y en la poesía, el ritmo, el estilo y la rima. Teniendo en cuenta estos y otros elementos, el niño los expresará por medio de gestos corporales que buscan ser lo más fiel y verídico a la experiencia auditiva, pues mientras se hace euritmia se escucha  la música o la poesía que se está trabajando. Es decir, la euritmia hace visible lo audible.

En la escuela, la euritmia pedagógica se practica comenzando en los primeros años con  rondas y formas simples llegando a talleres optativos en la Secundaria que culmina con puestas en escena. Los alumnos aprenden a expresarse corporalmente en música y habla,  incursionan en las leyes y estructuras gramaticales y musicales, se unen a ellas y las hacen visibles en y con movimientos. Así aprenden a formarse a sí mismos, a forjar su interior, aprehendiendo sus propias vivencias y sentimientos.

La tarea de la euritmia es hacer del interior del niño un ser móvil, ágil y fuerte. Por eso la euritmia pedagógica es conocida también como gimnasia anímica, la cual crea en el niño una “fibra anímica”, “un tono muscular anímico”, necesario para la vida futura como adulto. La euritmia estimula la agilidad, motricidad y coordinación interna y corporal, desarrolla la orientación espacial, concentración, creatividad y estética, capacidad de expresión y sensibilidad social. La euritmia pretende desde el movimiento fortalecer el alma infantil y de los jóvenes por medio de la  experiencia musical y poética.

La relación del Maestro con el niño

El maestro acompaña al grupo de niños los siete años de la escuela primaria y, de este modo,  llega a conocer a cada niño con gran profundidad. Esto no sólo crea un vínculo de amor y confianza mutua sino que es de vital importancia para el descubrimiento y desarrollo de capacidades  y dones que laten en cada ser.

El maestro ha de convertirse en la autoridad amada capaz de guiar con calmada certeza, corregir con amor y acompañar con paciencia y dedicación.

Fiestas anuales

Acompañando el ritmo anual celebramos cada estación y así tenemos la fiesta de otoño, invierno y primavera, compartiendo en familia las cualidades de cada época del año.

Dentro del invierno celebramos la fiesta de los farolitos donde cada uno, en el gesto invernal de ir hacia adentro, busca su propia luz y porta un farolito en la oscuridad como símbolo de la llamita que arde en su interior. Esta fiesta se realiza una noche de invierno apenas se oculta el sol.

La fiesta de la luz: El frío y la calma del invierno hacen que nuestras almas pueden abrirse al nacimiento de la luz interna. En estos días los niños confeccionarán velas de cera de abeja. Estas velas se guardan hasta el día de la Fiesta de la Luz donde en un aula, con ramas y piedras, se construye un caminito en forma de espiral, en cuyo centro se encuentra una gran vela encendida. Cada niño recorre este camino, llevando una de aquellas velitas que se prepararon. Cuando llega al centro, enciende en la vela grande su lucecita y con cuidado inicia el camino de vuelta, buscando un lugarcito al lado del sendero donde él quiera dejar su luz.

Habiendo empezado casi en la oscuridad, mientras cada niño hace su camino solo, acompañado por música y canciones, el lugar se empieza a iluminar cada vez más. Y es esta imagen del camino iluminado por la luz de cada uno, la que nos acompaña en los días del invierno.

La fiesta de Micael: Micael que vence al dragón nos inspira a enfrentar nuestros miedos. El caballero que lucha con el dragón para rescatar a la princesa presa en el castillo es la imagen que inspira a los pequeños a enfrentar sus miedos y superarlos. Este festejo se realiza en la intimidad de la jornada diaria, los niños acompañados por una imagen, cuento, poesía atraviesan distintos desafíos, pruebas de destreza física (caminar por troncos, cuerdas, etc.) siempre acompañados por su ángel guardián (maestra) para brindarle sostén si acaso lo necesitan así logran fortaleza anímica y espiritual para sobreponerse a sus temores.

Religiosidad

Las escuelas Waldorf no son religiosas en el sentido de estar suscritas a una creencia de una religión en particular. De cualquier modo están basadas en una perspectiva Cristiana general. No se imparten clases de doctrina y religión pues no son parte del programa y niños de todas las religiones concurren a estas instituciones. La guía espiritual apunta a despertar en el niño una natural reverencia por lo maravilloso y hermoso de la vida. Se cultiva el sentimiento de veneración y de respeto hacia la naturaleza, el arte, el ser humano y lo divino, pero no se imparte ninguna religión.


"No hemos de preguntarnos qué necesita saber y conocer el ser humano para el orden social sino ¿qué potencial hay en el hombre y puede desarrollarse en él? Así será posible aportar al orden social nuevas fuerzas procedentes de la generación joven. De esta manera siempre pervivirá en este orden social lo que hagan de él los hombres integrales que se incorporen al mismo y no se hará de la nueva generación lo que el orden social quiere hacer de ella."

RUDOLF STEINER