Pedagogía Nivel Inicial

A continuación pasamos a contarles aspectos significativos y trascendentes de la Pedagogía Waldorf en los que sostenemos la vida diaria de nuestro Jardín.

Consideramos al ser humano de manera integral es decir una unidad físico-anímicoespiritual. La parte física da sostén y alberga la individualidad única e irrepetible conformada por lo anímico-espiritual.

Si bien el medio influye en la vida humana existe una voluntad y una fuerza interior que puede superar las influencias del entorno y dar respuesta de forma personal y única en el ámbito social. Cada ser lleva consigo un abanico de capacidades y talentos que podrá desarrollar a lo largo de toda su vida.

Para una visión profunda de la vida humana se la puede observar dividida en períodos de siete años llamados septenios. Cada uno de estos septenios presenta características propias, intereses, preguntas y necesidades concretas.

La acción pedagógica, teniendo en cuenta este desarrollo, apunta a ofrecer en cada etapa lo necesario para que el aprendizaje sea fructífero y significativo.

La educación así entendida trasciende la mera transmisión de conocimientos y se convierte en alimento para el saludable desarrollo del niño, y cuida que todo el quehacer tienda a la formación de su voluntad (hacer), al cultivo de su sensibilidad y desarrollo de su intelecto.


"El niño ha de ser recibido con respeto, educado con amor, y puesto en la vida finalmente en libertad"

RUDOLF STEINER


La vida en nuestro jardín

Ritmo

El ser humano es un ser rítmico por naturaleza, con ritmos individuales (cardíaco, respiratorio, sueño/vigilia, etc.). La naturaleza también tiene el suyo día/noche, estaciones del año, etc.

El ritmo en las actividades y la regularidad horaria, otorgan seguridad a los niños y crean hábitos saludables. La repetición diaria de la secuencia de actividades, variando los contenidos y la experimentación de los ritmos de las estaciones del año y sus fiestas, son las formas más adecuadas para iniciar al niño en la vivencia temporal.

Desde su nacimiento la tarea del niño es educar las necesidades internas al ritmo ambiental; primero a la figura materna, al seno familiar y posteriormente al Jardín de Infantes y la primaria.

Este ritmo equivale a la respiración (inspiración-espiración, adentro y afuera, interior- exterior). Las actividades que se desarrollan responden a este principio natural, intercalando las orientadas hacia adentro como por ejemplo: pintura, modelado, labores; con otras orientadas hacia fuera: juego libre, ronda, merienda. Esta respiración se refleja también en momentos adentro del jardín y momentos afuera del mismo.

Fiestas anuales

Acompañando el ritmo anual celebramos cada estación y así tenemos la fiesta de otoño, invierno y primavera, compartiendo en familia las cualidades de cada época del año.

Dentro del invierno celebramos la fiesta de los farolitos donde cada uno, en el gesto invernal de ir hacia adentro, busca su propia luz y porta un farolito en la oscuridad como símbolo de la llamita que arde en su interior. Esta fiesta se realiza una noche de invierno apenas se oculta el sol.

La fiesta de Micael: Micael que vence al dragón nos inspira a enfrentar nuestros miedos. El caballero que lucha con el dragón para rescatar a la princesa presa en el castillo es la imagen que inspira a los pequeños a enfrentar sus miedos y superarlos. Este festejo se realiza en la intimidad de la jornada diaria, los niños acompañados por una imagen, cuento, poesía atraviesan distintos desafíos, pruebas de destreza física (caminar por troncos, cuerdas, etc.) siempre acompañados por su ángel guardián (maestra) para brindarle sostén si acaso lo necesitan así logran fortaleza anímica y espiritual para sobreponerse a sus temores.

Salas multiedad

La maestra del Jardín lleva adelante la sala integrada en la que conviven niños de distintas edades, como lo harían con sus hermanos, grandes y pequeños, en su propio hogar.

Llevamos a cabo esta organización reuniendo en una misma sala a niños de diferentes edades que van de los 3 a los 6 años. Estos niños, en general, comparten la jornada completa realizando diferentes actividades: cocina, labores, pintura con acuarelas, modelado, juego libre, etc. Es valioso que niños pequeños de diferentes edades (3 a 6 años) compartan un mismo ambiente de manera que en este espacio se den las condiciones semejantes al hogar, a una familia en donde hermanos de distintas edades conviven, generándose así la oportunidad de aprender de manera natural, como se aprende en la propia casa. Los más grandes ayudan a los pequeños a colocarse sus zapatos, a sacar sus abrigos y los asisten cuando ellos lo requieren y a su vez los más pequeños observan con admiración a los mayores, esperando poder hacer lo que ellos hacen (tener la altura para poder colgar el delantal en el perchero, trepar árboles, ponerse el calzado y hacer el nudo de los cordones, etc.). En los mayores va naciendo en su interior la actitud de percepción, cuidado y protección del otro, del que necesita ayuda, del prójimo. Esta es la semilla que germinará en un futuro con gestos fraternos. Por su parte, los más pequeños cultivan el deseo de superación, la admiración, los futuros ideales.

La planificación y la tarea diaria están dirigidas a cultivar en el grupo y en cada niño el respeto y la valoración de sus semejantes.

Además con el grupo de niños en edad de preescolar (5-6 años) se realizaran durante la semana actividades dirigidas al desarrollo de las capacidades específicas para la etapa. A su vez se contempla la admisión de niños con necesidades especiales.

Por dichas razones esta sala integrada estará a cargo de un equipo conformado por docentes y auxiliares para poder por un lado cubrir las necesidades de atención y cuidado que los niños requieren (cambiado de pañales, arrullar a un niño, consolarlo, observar los límites, comenzar un juego, resguardar el mismo o intervenir en determinadas situaciones, etc), y por otro poder llevar a cabo de forma armoniosa y fluida las actividades antes mencionadas (cocina, pintura, modelado, etc.).

Juego libre

Consideramos que una de las tareas centrales del proceso de acompañamiento y educación de los niños, en los años que preceden a la madurez para entrar en la escuela, consiste en cumplir las condiciones que necesitan los niños para situarse en el mundo y vincularse con él mediante el juego libre y autónomo, que no es consecuencia de una planificación mental previa, sino que se produce de una manera espontánea, por ello hay que proveer en el ambiente las condiciones apropiadas para esa forma de exteriorización, conformando el entorno de la manera lo más amplia posible y sin llevar a cabo una intervención directa sobre los niños.

Con esa estructuración del entorno han de garantizarse la necesaria seguridad y los estímulos que crean, para el niño, el espacio libre que le permite llegar a la actividad del juego por sí mismo y de una manera espontánea. Ahí reside una de las responsabilidades centrales del maestro.

En el juego los niños hablan un lenguaje propio, incomprensible para los adultos ya que hablan en imágenes. Es un lenguaje simbólico, semejante al de los sueños y los cuentos de hadas. Los niños perciben inmediatamente cuando un adulto entiende su lenguaje

Espacio y materiales adecuados

En las aulas se procura que los elementos estén confeccionados o vinculados con productos naturales, evitando los aparatos tecnológicos o los materiales (objetos y juguetes) sintéticos. Se considera indispensable que los niños se familiaricen con los productos de la naturaleza, así como con actividades que generen contacto con los mismos.

Estos materiales (madera, tela, lana, piedras, caracoles,etc.) favorecen un saludable desarrollo del sentido del tacto ya que cada uno tiene textura, peso y temperatura diferentes. Si bien con los objetos plásticos se pueden generar distintas texturas, la temperatura y el peso no cambian.

Las salas ofrecen sectores de juego que, abundantes en materiales naturales, pueden ser transformados por el niño en los ámbitos que conoce: la cocina de mamá, el taller de papá, el consultorio del médico, el supermercado, la verdulería, etc.

El juego en el exterior también es libre y muchas veces está ligado a las tareas hogareñas: regar el jardín, cuidar las plantas, construir o jugar con barro, maderas, telas, sogas, etc.

Elemento pedagógico

Si bien todas las actividades que se desarrollan, desde la elaboración de la merienda hasta el juego libre, son fuente inagotable de aprendizaje, la ronda constituye el elemento pedagógico por excelencia. Estas son creadas, en general, por las maestras y acompañan, con su letra y su música, a las estaciones del año. Se renuevan a medida que el gesto de la naturaleza va cambiando y en ella se pueden trabajar de manera lúdica y artística nociones como: espacio, lateralidad, reversibilidad, lenguaje, números, colores, esquema corporal, etc.

Todo lo que pasa por el cuerpo como una experiencia “viva” impregna sus cualidades al sentir y al pensar.

Imitación

La maestra jardinera es el primer adulto fuera de la casa que penetra en le mundo infantil, convirtiéndose en un referente necesario para el niño. El vínculo afectivo se construye poco a poco durante estos años y le da al niño la seguridad y confianza necesaria para desplegar en forma natural sus potencialidades.

Cabe preguntarnos ¿cómo aprende el niño pequeño? Aprende por imitación, que es la más fuerte de sus energías, y no puede menos que imitar aunque no quisiera. Si nosotros miramos, el niño también mira, si hacemos algo el niño también lo hace. No es una copia consciente, sino que su imitación equivale realmente a una identificación. El niño elabora el mundo circundante por la imitación.

A este entorno pertenecen no solamente la alimentación, la cualidad de las sustancias que entran en contacto con la piel, los colores, texturas y formas de lo juguetes con que el niño juega, sino también y sobre todo los gestos y actos de los adultos. Por ello para ofrecer un modelo a ser imitado, el adulto en el jardín de infancia ha de estar activo: coser el vestido de la muñeca, tejer ropita, preparar elementos para las fiestas, etc. La labor del educador ha de contener iniciativa, gozo en el propio quehacer y amor a todas las actividades, por pequeñas que sean.


"El amor y la alegría incuban órganos saludable"

RUDOLF STEINER


Merienda

La merienda es elaborada todos los días por las maestras con la ayuda voluntaria de los niños más grandes. Está basada en: frutas, verduras y cereales (arroz, cebada, mijo, centeno, avena, maíz y trigo), proporcionándole al niño una alimentación saludable.

Religiosidad

Las escuelas Waldorf no son religiosas en el sentido de estar suscritas a una creencia de una religión en particular. De cualquier modo están basadas en una perspectiva Cristiana general. No se imparten clases de doctrina y religión pues no son parte del programa y niños de todas las religiones concurren a estas instituciones. La guía espiritual apunta a despertar en el niño una natural reverencia por lo maravilloso y hermoso de la vida. Se cultiva el sentimiento de veneración y de respeto hacia la naturaleza, el arte, el ser humano y lo divino, pero no se imparte ninguna religión.

Acuerdo

Nuestro jardín, sustentado en los fundamentos de la Pedagogía Waldorf y la ciencia antroposófica, llevará a cabo sus actividades respetando los puntos antes mencionados.

Llenar mi pecho del mundo
llenar el mundo de m í

de tu mano lo peque ñ o
y lo más inmenso vi.
Al inspirar te contengo
al e s pirar voy a ti
es de mi alma
el sustento …

Darse en el ir …

Y venir.